De la silla al sillín: Por qué las políticas de apoyo a la bicicleta son clave en la Estrategia Global contra el Cambio Climático

En un mundo donde la amenaza del cambio climático es una de las mayores preocupaciones de los ciudadanos y uno de los temas principales en las agendas políticas, la bicicleta emerge cada vez más como uno de los aliados más importantes contra el calentamiento terrestre.

Su capacidad para reducir las emisiones de CO2 y promover un estilo de vida más sostenible y saludable que, además, genera empleo y riqueza, son razones de peso para que las administraciones públicas apuesten indudablemente por nuestro sector.

La bicicleta no sólo es un medio de transporte eficiente y saludable, sino también una herramienta efectiva para combatir la contaminación del aire y contribuir a la calidad ambiental de nuestras ciudades. Este simple hecho se traduce en una reducción sustancial de la huella de carbono individual y colectiva.

Un mayor uso de bicicletas no solo impacta positivamente en la calidad del aire, sino que también reduce la dependencia de los combustibles fósiles. Pero además de lo evidente, la bicicleta conlleva otros beneficios medioambientales desde su origen.

La cadena de producción de bicicletas tiene una huella de carbono mucho menor en comparación con la fabricación de otros vehículos (automóvil de combustión o eléctrico), lo que significa que incluso desde su nacimiento, las bicicletas son más amigables con el medio ambiente.

Además, su mantenimiento y operación son considerablemente más sostenibles, sin requerir grandes cantidades de energía ni generar residuos nocivos. Una bicicleta tiene muchas vidas.

Importancia de las políticas de apoyo a la bicicleta

Para maximizar el potencial de la bicicleta como una herramienta en la lucha contra el cambio climático, es imperativo potenciar políticas que respalden su uso.

La infraestructura ciclista adecuada, como carriles exclusivos y estacionamientos seguros, fomenta la adopción de la bicicleta como medio de transporte diario. Las ciudades, pueblos y territorios que invierten en estas infraestructuras no solo promueven la movilidad sostenible, sino que también experimentan beneficios económicos al reducir la congestión vehicular, mejorar la salud pública y potenciar la economía de cercanía.

Además, apoyar al sector de la bicicleta supone apoyar a la industria local: 8 de cada 10 bicicletas que se venden en Europa se producen en nuestro continente. Solo en España, el sector emplea de manera directa a más de 24.500 personas.

En España operan más de 400 empresas que producen, importan o distribuye bicicletas, componentes y accesorios para bicicletas, de las que 189 son fabricantes nacionales repartidos por todo el territorio. Además, España cuenta con una red de más de 3.100 tiendas y talleres de bicicleta.

La infraestructura ciclista adecuada, como carriles exclusivos y estacionamientos seguros, las ayudas a la compra de bicicletas, entre otras medidas, fomentan la adopción de la bicicleta como medio de transporte diario. Las ciudades, pueblos y territorios que invierten en estas infraestructuras no solo promueven la movilidad sostenible, sino que también experimentan beneficios económicos al reducir la congestión vehicular, mejorar la salud pública y potenciar la economía de cercanía.

Compromiso de Acción Climática de la Industria de la Bicicleta

Además de producir productos para la sostenibilidad, nos estamos transformando en una industria más sostenible.

El Grupo de Expertos en Sostenibilidad de la Industria de la Bicicleta CONEBI – CIE, en el que AMBE es miembro permanente, lidera una iniciativa crucial: el ‘Compromiso de Acción Climática de la Industria Ciclista’. Esta propuesta insta a las empresas a medir y reducir significativamente sus emisiones de CO2, reconociendo el papel esencial del ciclismo en la lucha contra el cambio climático.

La industria de la bicicleta se posiciona como una fuerza positiva, ofreciendo una opción de movilidad sostenible y contribuyendo a la reducción global de emisiones de CO2. El compromiso se alinea con los objetivos del Acuerdo de París y las metas de la Unión Europea, estableciendo objetivos específicos para las empresas, como medir emisiones, establecer metas de reducción y realizar un seguimiento continuo. El compromiso, respaldado por las asociaciones nacionales de la industria de la bicicleta y más de 60 empresas individuales, busca abordar la huella de carbono en todo el ecosistema ciclista

¡Únete aquí al Compromiso de Acción Climática de la Industria de la Bicicleta!