Educación, igualdad y futuro sobre dos ruedas con Bicicletas Sin Fronteras

Desde 2012, la ONG Bicicletas Sin Fronteras trabaja para mejorar el acceso a la educación en zonas rurales de Senegal, utilizando la bicicleta como herramienta de movilidad, igualdad y futuro. Hablamos con su fundador y director, Roma Boule, sobre el impacto de este proyecto, las historias que han marcado su camino y el papel que pueden jugar las empresas en este modelo de cooperación solidaria.

Para quienes aún no os conocen, ¿qué es Bicicletas Sin Fronteras y cuál es vuestra misión principal?

BsF es una ONG creada en 2012 a raíz de una visión personal –que luego ha ido sumando personas, empresas, entidades- basada en la certeza del poder transformador de la bicicleta en la vida de las personas. Nuestra misión consiste en eso, en mejorar la calidad de vida de las personas que se encuentran en situaciones menos favorecidas mediante la bicicleta como herramienta de integración, de igualdad de oportunidades y de incremento de la movilidad social. Y llevamos 10 años centrados en mejorar el acceso a la educación de los jóvenes de las áreas rurales de Senegal, para que puedan alcanzar un futuro mejor para ellos y para sus familias.

¿Qué impacto habéis logrado hasta ahora? ¿Podéis compartir alguna cifra o historia que os haya marcado especialmente?

En estos años hemos entregado más de 5.000 bicicletas. Nos gusta destacar que más de 2.000 de estas bicicletas las hemos entregado en Senegal dentro del proyecto “Bicicletas para la Educación” que se basa en la creación y mantenimiento de un sistema de transporte escolar en bicicleta para los alumnos de secundaria de las zonas rurales. Este proyecto no solo mejora el acceso a la escuela —reduciendo hasta un 75% el tiempo de trayecto—, sino que también reduce la tasa de abandono escolar, especialmente entre las chicas, que muchas veces son las más perjudicadas por la falta de transporte seguro y eficiente.

Una historia que me gusta recordar especialmente es la de Anne Marie, una joven que caminaba más de 10 km cada día para ir a clase cuando llegamos a Senegal. En 2016 se quedó embarazada y tenía dificultad para compaginar su maternidad con los estudios. Gracias a la bicicleta que recibió del programa pudo continuar asistiendo a clase, consiguió ir a la universidad y hoy es la responsable administrativa y gerente de material del proyecto y lleva ya 4 años trabajando con nosotros. Nos emociona ver cómo algo tan simple como una bicicleta puede abrir caminos hacia futuros que antes parecían inalcanzables.

¿Qué proyectos tenéis actualmente en marcha?

Actualmente, nuestro principal foco sigue siendo el proyecto en Senegal, donde cada año ampliamos el número de escuelas beneficiarias y mejoramos el seguimiento y mantenimiento de las bicicletas. Además, estamos trabajando en un nuevo modelo de bicicleta adaptado a las condiciones locales —la baobike 3.0—, más resistente y eficiente.

En paralelo, impulsamos acciones de comunicación del proyecto en España y Europa, como asistencia a ferias, charlas y colaboraciones con empresas, para acercar esta realidad y fomentar una movilidad más justa y sostenible.

¿Qué puede aportar una empresa que colabora con vosotros?

Una empresa que colabora con nosotros como Empresa Socia o Empresa Colaboradora aporta mucho más que recursos económicos: aporta compromiso, coherencia y un impacto social tangible. Las empresas pueden patrocinar bicicletas, financiar talleres y formación para los jóvenes mecánicos senegaleses, donar material en especies, apoyar la logística del proyecto o implicar a su equipo a través de los viajes solidarios que permiten descubrir de primera mano la realidad que están ayudando a transformar, la de los niños y jóvenes senegaleses.
Cada colaboración es una oportunidad de generar un cambio real y medible, con nombre y apellidos, y además transmitir valores potentes a su equipo, clientes y entorno.

¿Qué buscan las empresas que colaboran con vuestros proyectos?

La mayoría de las empresas buscan propósito. En un momento en que las marcas quieren ir más allá del producto, colaborar con BsF les permite alinearse con una causa clara, concreta y transformadora.

También valoran la transparencia, la cercanía y la trazabilidad de nuestro trabajo. Saben que su colaboración contribuye a fortalecer una comunidad entera: estudiantes, familias, escuelas y mecánicos locales que forman parte de un ecosistema que crece alrededor de la bicicleta. Más allá del gesto puntual, las empresas se sienten parte de un proyecto colectivo con impacto real, sostenible y compartido.

 

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